MSA tendría que estar haciendo otra cosa – léase, las revisiones de I’m A Legend – pero como se siente demasiado vaga y encontró este artículo en internet decidió tomar el Plan B.
Además, es interesante, y toca varios temas que son de igual importancia y que, espero, a lo largo del tiempo puedan apreciar cómo se entrecruzan, se contradicen y, lo más importante – cómo todo llega a un mismo punto.
El día de ayer, The New York Times publicó un artículo en su página web titulado “Colegios Occidentales Se Multiplican en Corea” – porque decir algo sobre la línea de ‘se reproducen como conejos’ no es políticamente correcto. Aquí les dejo la traducción del artículo, junto a diversos comentarios míos que sabrán reconocer porque están en esta letra.
Esta entrada pasa a formar parte de una serie de entradas que voy a/ estoy haciendo sobre el Sistema Educativo Coreano. De lo primero que hablé fue de la disciplina escolar, que sirve como un ejemplo de la metodología que los padres no quieren para sus hijos – ahora, gracias a este artículo, voy a profundizar en la “obsesión” que sientes los coreanos respecto a una educación en inglés, junto a la costumbre de mandar a sus hijos al extranjero. Y, por supuesto (nunca perdamos la oportunidad de darle un golpe), también se critica el sistema tradicional de educación en Corea.
SEOGWIPO, Corea del Sur – Aquí en la Isla Jeju, famosa por sus bosquecillos de mandarina, sus perladas playas y hoteles de luna de miel, Corea del Sur está llevando a cabo un osado experimento educativo, ideado para promover oportunidades dentro de la patria y atraer inversiones desde el extranjero.
Para el 2015, si todo va como planeado, 12 prestigiosas instituciones occidentales habrán abierto sucursales de nuevas ciudades universitarias en un terreno de 940 acres (3.81 km2) financiado por el gobierno, la llamada “Jeju Global Education City”, una ‘Ciudad de Educación Global’, que se trata de una comunidad independiente dentro de Seogwipo, donde todos – estudiantes, profesores, administrados, doctores, dueños de negocios y demás – sólo hablarán en Inglés. El primer colegio, North London Collegiate, ya han avanzado en las charlas sobre su campus este mes.
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Aquí haré una pausa - necesito tiempo para digerirlo. Tengo familia que va a colegios bilingües, pero de ahí a que me hablen de que hay un pueblo o una ciudad en mi país donde está prohibido hablar otro idioma que no sea inglés… bueno, lleva las cosas a todo otro extremo.
Sin embargo, la búsqueda de entornos donde sólo se hable inglés no es algo nuevo – gran parte de los extranjeros residentes en Corea temporalmente son nativos de Inglaterra, Canadá o Estados Unidos, porque su nacionalidad les habilita pedir una visa para enseñar Inglés – esta es una visa especial, solamente otorgada a aquellos cuya lengua natal sea la anglosajona. Ahora bien, estos nuevos profesores van a enseñar o a escuelas públicas o a hagwons, institutos privados. En la mayoría de estos institutos, las cláusulas de empleo especifican estrictamente que los profesores no pueden hablar en coreano con sus alumnos mientras dure la clase.
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Mientras que éste es el primer enclave del país construido expresamente para dar una educación “extranjera”, complejos individuales se han estado abriendo en todos lados. Dulwich College, una escuela privada británica, va a inaugurar una sucursal en Seúl dentro de pocas semanas. Y Chadwick School of California planea abrir otra en Songdo, una nueva ciudad alzándose al oeste de Seúl, cerca de la misma época.
Lo que le está sucediendo a Corea del Sur es parte de una expansión global de escuelas occidentales – una moda compleja alimentada por padres en Asia y el resto del mundo que quieres ser capaces de mantener a sus familiar unidas y aún así otorgar a sus hijos un plan de estudios más global y enfocado al inglés comenzando desde la escuela elemental, así como también por los gobiernos que esperan conseguir recompensas económicas por hacer a sus países más atractivos hacia extranjeros con dinero para invertir.
“Haremos todo lo humanamente posible para crear un entorno donde sus hijos deban hablar Inglés, incluso si no están en el extranjero”, dijo Jang Tae Young, un oficial de Jeju, hace poco a un grupo de padres coreanos.
Al invitar escuelas occidentales, el gobierno espera atender uno de los importantes puntos de estrés en la sociedad de Corea del Sur. Muchos padres quieren enviar a sus hijos al extranjero para que puedan aprender Inglés y evitar la presión devastadora y la atención mezquina del sistema de educación coreano. El número de estudiantes, desde escuelas elementales hasta la secundaria, que se van al exterior por educación ha incrementado hasta 27350 en el 2008, en contraposición con los 1840 de 1999 – de acuerdo a estudios gubernamentales.
Pero este arreglo a menudo resultó en la fracturación de las familias, con la madre acompañando a los niños al extranjero y el padre convirtiéndose en una “oca” – quedándose atrás para ganar dinero y así financiar las vidas de su familia, además de hacer viajes ocasionales para visitar.
Esta tendencia ha levantado alarmas sobre familias rotas y sobre la fuga de cerebros de un país que ya está sufriendo de una de las tazas de natalidad más bajas del mundo. Muchos de los niños que estudian en el exterior terminan quedándose allí; aquellos que regresan a menudo tienen problemas encontrando trabajos en compañías coreanas, recuperando su fluidez en coreano o adaptándose a la forma en que se llevan a cabo los negocios en Corea.
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Los que hayan visto Happy Life (con Jang Keuk Suk) – y aquí estoy mencionando sólo uno de muchos ejemplos, pero es el primero que se me viene a la cabeza – habrán visto un claro ejemplo de esta situación, dado que uno de los miembros de la banda trabaja en un concesionario de autos, y depende exclusivamente de ello para pagar la educación de sus dos hijos y la vida de su esposa en los Estados Unidos.
Otra cosa que quería comentar, porque me pareció interesante recalcarlo, es la postura de la gente coreana frente a la “emigración” de sus adultos. Cuando una mujer casada emigra de Corea junto a su familia – o sola, para estar junto a sus hijos como en este caso – está muy bien visto, porque uno de los roles de la esposa sigue siendo velar por la educación de sus hijos. He leído de casos donde la misma familia de la mujer le recomienda que convenza a su esposo para que se muden al extranjero. En el caso del hombre, por otro lado, y sobretodo si ya tiene un trabajo estable, la opinión de sus amigos y de su familia será que se quede en Corea, trabajando desde allí.
Más allá de las diferencias al trato por género, las razones de por qué el hombre debería quedarse son muy lógicas: es difícil conseguir un buen puesto de trabajo en una empresa, y los hombres pasan largos años escalando la cadena empresarial para después tirarlo todo a un costado y empezar de cero en otro país – especialmente (y con esto cerramos el círculo y volvemos al tema) cuando los coreanos de más de 30~40 años poseen, en general, conocimientos meramente básicos de Inglés, y una forma de pensar que tendría dificultades en amoldarse en otro entorno. Las generaciones más jóvenes, por otro lado, ya poseen muchos más conocimientos de Inglés – así como también una visión más globalizada.
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Lee Kyung Min, 42 años, una farmaceuta en Seúl cuya hija de 12 años, Jeong Min Joo, fue a una escuela privada en Canadá por año y medio, dijo que sabe por qué las familias están dispuestas a hacer sacrificios para mandar a sus hijos al extranjero.
- En Corea del Sur, todo es aprender de memoria para los exámenes de ingreso a la Universidad – dijo la Sra. Lee –. El valor de un estudiante es determinado únicamente por el puntaje y las notas que recibe – Agregó después que la competencia entre los padres forzaba a los niños a anotarse a lecciones particulares extracurriculares, que los dejan con muy poco tiempo libre para desarrollar su creatividad –. Los niños se marchitan dentro de nuestro sistema de educación – aseguró.
Así que los padres de Min Joo creían en que exponerla a un sistema de educación occidental valía la pena gastar los $5,000 dólares que pagaban cada mes por su matrícula y pensión, 10 veces más de lo que hubieran gastado si estudiara en casa.
Pero la Sra. Lee dijo que su corazón se hundió cuando Min Joo comenzó a olvidar la gramática coreana y dejó de llamar regularmente a casa. Aún así, no quería dejar a su esposo para ir con ella, porque había sido testigo en su mismo vecindario cuán seguido la soledad de aquellos padres “oca” terminaban en matrimonios rotos.
- Nuestra familia estaba perdiendo sus lazos, convirtiéndose en sólo un caparazón – dijo.
En Junio, trajeron a Min Joo a casa, y planean enrolarla en una de las escuelas internacionales en Jeju el próximo año. Para la Sra. Lee, esto es lo más cercano que puede obtener para “mandar a su hija al extranjero” sin que realmente tenga que irse del país.
- Hay un marcado interés en Corea para conseguir los beneficios de un acercamiento “Occidental” o “Americano” a la educación pre-universitaria – dijo Ted Hill, Director de Chadwick, cuyo campus en Songdo ya ha sido inundado con aplicaciones para llenar el 30% de sillas reservadas a estudiantes coreanos. El balance del cuerpo estudiantil será reclutado de familias expatriadas viviendo en Corea del Sur y en China.
- Cuando le explicamos a los padres coreanos lo que intentamos hacer en el aula, vemos que sus ojos se iluminan – explicó Chris DeMarino, un director de desarrollo de negocios de Dulwich College Management International, que tiene un límite impuesto por el gobierno sobre su cantidad de alumnos coreanos dentro de la sucursal de Seúl – Hay una tremenda demanda de lo que ofrecemos pero, lamentablemente, tenemos que rechazar a muchos de ellos.
En Corea del Sur, competencia en Inglés y un diploma de alguna universidad de élite americana son marcadores de estatus tan importantes que algunas personas utilizan a propósito frases en inglés dentro de sus conversaciones en coreano.
Corea es uno de los países que manda más estudiantes a Estados Unidos – 113519 hasta el año fiscal que terminó en Septiembre del 2009 – superado únicamente por China.
En una encuesta del 2008 llevada a cabo por la Oficina de Estadísticas Nacional de Corea del Sur, 48.3% de los padres dijero que querían mandar a sus hijos al extranjero para “desarrollar puntos de vista globales”, para evadir el rígido sistema de educación nacional o para aprender Inglés. Más del 12% quería que sus hijos emigraran durante la escuela elemental.
Los críticos dicen que los colegios de Jeju – con matrículas anuales de entre $17,000 hasta $25,800 dólares y su plan de estudios en Inglés, además de clases de Coreano y lecciones de Historia para los estudiantes coreanos – crearán “escuelas para ricos”. Sin embargo Kwon Do Yeop, Vice-Director del Departamento de Asuntos Marítimo, de Tierra y Transporte, el cual supervisa el proyecto, dice que esto podría ahorrarle a Corea del Sur $500 millones de dólares anuales, que están siendo ahora gastados para educar niños en el extranjero.
- Los colegios de Jeju costarán la mitad de lo que uno debe gastar cuando tus hijos estudian en los Estados Unidos – dijo Byon Jong Il, el jefe del Centro de Desarrollo de Jeju Free International City. – No sale todo bien cuando se van a estudiar afuera.
Algunas de estas cosas que pueden salir mal han sido remarcadas por las turbulencias económicas.
- Muchos de los estudiantes que fueron al extranjero en la década del ‘90 ya han regresado a casa – explica Shin Hyun Man, el presidente de CareerCare, una compañía que busca empleos para sus clientes –. A pesar de sus diplomas, han sido incapaces de encontrar trabajo en el extranjero debido a la reciente recesión global. Pero su Coreano no es lo suficientemente bueno, y no se adaptan bien a la cultural corporal de aquí.
Jimmy Y. Hong, un graduado de la Universidad de Middlesex en Londres – y ahora un oficial de marketing en LG Electronics en Seúl, dijo que cuando regresó a Corea en el 2008 se anotó en un programa de Maestría de negocios en la Universidad Yonsei para compensar su falta de conexiones de la escuela, algo que puede ser crítico a la hora de hacer amigos, conseguir trabajos y cerrar tratos.
- Temí que fuera a ser marginado por haber estudiado en el extranjero, admitió.
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Así vemos, pues, que más allá del deseo de conocimiento, gran porcentaje de los padres coreanos no quieren que sus hijos pasen por el mismo sistema de educación que tuvieron ellos, y que por eso buscan la educación occidental – que aún con todos sus defectos, es mucho más eficiente, tanto desde el punto de vista didáctico como de desarrollo de pensamiento crítico.
Una de las contradicciones que veo aquí es que esperan que, al estudiar en Corea los próximos universitarios con “pensamiento occidental” no tengan problemas al ajustarse a la cultural corporativa de Corea – siendo que, justamente, la cultura corporativa es difícil de entender y casi imposible de adoptar para alguien que ha tenido una educación occidental.
Desde la opinión de alguien que tampoco sabe mucho al respecto, creo que estarían mejor encaminados si derrocaran era cultura corporativa - después de todo, hay paralelos increíbles entre la jerarquía y la presión en las escuelas y el “mundo de grandes” que son las empresas.
¿Qué les parece? Planeo hacer más traducciones de artículos así, que me resulten interesantes. Eso sí, quién hubiera pensado que terminaría leyendo el New York Times…